En los últimos 4 años la vorágine de desarrollo se asentó con furia en este estado. Varios Proyectos, Planes, Obras, un sabucan repleto de acciones que están ocasionando una metamorfosis en varias ciudades y comunidades..
Este Quintana Roo está recibiendo un tratamiento como tenía varios sexenios que no se daba. La obra cumbre del sexenio de AMLO cruza todo el estado y va con un avance asombroso, El Tren Maya que lo mismo tiene adeptos gente común y corriente y detractores (supuestos intelectuales), que ahora sí se preocupan por la afectación a la naturaleza, que hace algunos años cuando desforestaban para construir esas moles de concreto, hoteles, consorcios turísticos, verdaderas ciudades de descanso, callaron, nunca alzaron la voz, fueron cómplices con su silencio y ahora se sienten adalides de protección a la naturaleza, cuanta falsedad, incongruencia, protagonismo, eso es lo que los mueve..
Estos últimos años los jaloneos no han dejado de darse, conciliación de las autoridades federales con los diversos ejidos, pago de afectaciones, expropiaciones, reuniones con otros propietarios para definir límites y colindancias, prorrateo de apoyos a los diferentes municipios. Una labor titánica en donde a veces la voluntad del gobierno federal es buena y otra en donde avasalla, no escucha, impone, les falta tacto, colmillo, diplomacia política, en este tenor se han estado dando las cosas..
La plancha durmientera o el paso del Tren han dejado su marca, la selva está siendo descarpada en partes y muchas veces sin tener pleno conocimiento de la naturaleza y las condiciones del monte, sin haberles pedido permiso a los “Aruxes”, a los verdaderos dueños del monte, no a los ejidatarios que en su enorme mayoría ni atienden el campo ni son productores. Ellos ya fueron beneficiados con volquetadas de dinero.
El repartirles dinero genera otra actividad, “los pistoleros”, no hacen nada, todo el día están matando el tiempo. Esto nos traduce en una carestía de la poca producción que existía, por eso todo se encarece. Esa actitud de repartir dinero no siempre es benéfica ya se empieza a notar y el resto de la sociedad comienza a sufrir estos estragos..
Lo que esta sucediendo últimamente con los obreros del Tren Maya, que están tumbando la Selva ya tiene sus consecuencias. En la época del auge chiclero surgió la “Leishmaniasis” úlcera de la mosca chiclera. Era una enfermedad cutánea que con el piquete de la hembra del mosquito Lutzomyia te desbastava la oreja o la nariz, además de generar un enorme dolor la estética de tu físico cambiaba lo que te impedía trabajar al cien por ciento.
Se propagó mucho en los años del la bonanza chiclera y después literalmente casi desapareció, ahora ya volvió a tener auge en lugares donde tenía años de no saberse de ella. Lázaro Cárdenas, Benito Juárez, Tulum y ahora Felipe Carrillo Puerto presentan un crecimiento exponencial de hasta 400 por ciento, han surgido más de 70 casos lo que nos remite a que la Selva también cubre su cuota, la cobra, tiene sus defensas y no es nada más, llegar, entrar y desbastar estas Selvas merecen otro trato, por ello por siglos han guardado tantos vestigios, misterios e historias.
De niños siempre nos contaban nuestros Padres o Abuelos de los dueños del monte, del respeto a Juan del Monte, en la entrada de los pueblos siempre hay montículos de piedras que simbolizan el respeto y el permiso a esos seres, que no se ven pero muchos saben que existen. Últimamente ha habido mucho desacato, descuido, ignorancia y ya vemos que no todo merece trato de igual, hay sus excepciones y esta Selva Maya les está diciendo, me duele lo que me haces y te lo diré con poco, con algo que te haga razonar y reflexionar, los piquetes de mosca chiclera van en aumento y es urgente atenderlos..
La Selva está hablando y respondiendo tiene mil maneras para manifestarse y parece estar despertando, no lo cree usted?
Mejor seguiré caminando y cantando “ voy camino de la sierra, en busca del oro blanco, la riqueza de mi tierra la encuentro en el monte alto, con mi perico y mi chango, llego por fin a mi hato”..