El Secretario General de las Naciones Unidas llamó este jueves a un cese inmediato de las hostilidades en Sudán de un mínimo de tres días de duración.
El alto el fuego coincidiría con la Fiesta del Fin del Ayuno de este viernes, el fin de la celebración del Ramadán, y permitiría la huida de los civiles atrapados en las zonas de conflicto y la búsqueda de asistencia médica, alimentos y otros suministros esenciales.
Durante un breve encuentro con la prensa, y tras finalizar una reunión convocada por la Unión Africana, las Naciones Unidas, la Liga de Estados Árabes y otros actores internacionales, António Guterres destacó el fuerte consenso durante la reunión “en condenar los combates en curso y pedir el cese de las hostilidades”.
“Cientos de personas han muerto y resultado heridas. Los combates en zonas urbanas son especialmente peligrosos para los civiles, incluidos los niños, que en repetidas ocasiones se vieron obligados a refugiarse en escuelas y evacuar hospitales en medio de tiroteos. Esto es completamente indignante”, indicó.
Guterres destacó la necesidad de acabar los ataques contra los trabajadores humanitarios y manifestó su preocupación por la situación del personal de las Naciones Unidas en el país africano.
El titular de la ONU dijo que continuará usando sus buenos oficios, en coordinación con sus socios, para conseguir un alto el fuego, rebajar las tensiones e iniciar conversaciones políticas.
Preguntado sobre cómo puede conseguir el alto al fuego tras dos intentos fallidos, Guterres destacó una razón de peso: que las partes enfrentadas son musulmanas.
“Vivimos un momento muy importante en el calendario musulmán. Creo que es el momento adecuado para que se produzca un alto el fuego. Este alto al fuego es absolutamente crucial en el momento actual. Hemos estado en contacto con las partes, creemos que es posible, pero todo el mundo debe estar unido presionando para que el alto el fuego se produzca de forma efectiva”.
Nueve niños muertos y cincuenta heridos
Por su parte, la directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) manifestó este jueves su preocupación por las recientes muertes de niños en Sudán y la suerte que puedan correr los menores afectados por el aumento de las hostilidades en la nación africana.
Catherine Russell recordó que los cinco días de intensas hostilidades y varios intentos de alto el fuego fallidos se saldaron con un número devastador de víctimas infantiles. Asimismo, destacó que, de no cesar la violencia, el número seguirá aumentado.
Tras el inicio de los combates el sábado, Russell cifró en nueve el número de niños muertos y en cincuenta el de heridos, e indicó que continúan las hostilidades en la capital del país, Jartum, y en otras localidades como Darfur y Kordofán del Norte.
“Muchas familias están atrapadas en el fuego cruzado, con poco o sin acceso a la electricidad, aterrorizadas por los combates y por la posibilidad de quedarse sin alimentos, agua y medicinas. Miles de familias se han visto obligadas a abandonar sus hogares en busca de seguridad”, detalló.
A estas dificultades, la máxima responsable de UNICEF añadió haber recibido informaciones “de niños refugiados en escuelas y centros de atención mientras los combates arrecian a su alrededor, de hospitales infantiles obligados a evacuar a medida que se acercan los bombardeos, y de hospitales, centros de salud y otras infraestructuras críticas dañadas o destruidas, lo que limita el acceso a cuidados y medicinas esenciales y vitales”.
Los combates también interrumpieron los servicios asistenciales de unos 50.000 niños que padecen desnutrición aguda grave y precisan de atención continua las 24 horas del día.
“Los enfrentamientos también ponen en peligro la cadena de frío en Sudán, que incluye vacunas e insulina por valor de más de 40 millones de dólares, debido a las interrupciones del suministro eléctrico y a la imposibilidad de reabastecer de combustible a los generadores”, dijo Russell.
Cierre de múltiples centros sanitarios
Incidiendo en este último apartado, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que las informaciones sobre efectivos militares ocupando instalaciones sanitarias “son profundamente preocupantes”.
Tras calcular que el número total de muertos ya es superior a las 330 personas y el de heridos se acerca a las 3200, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus señaló que “la falta de acceso a lugares seguros, de electricidad, alimentos, agua, personal y la disminución de los suministros médicos impiden que muchas instalaciones sanitarias funcionen en el preciso momento en que hay miles de heridos que necesitan atención urgente”.
El responsable de la agencia sanitaria instó a todas las partes a atender el llamamiento a una pausa humanitaria para que las personas atrapadas por los combates puedan buscar refugio, los civiles tengan acceso a alimentos, agua y medicinas y los pacientes puedan recibir la atención sanitaria que necesitan.
El conflicto puede traer más millones de hambrientos
El estallido de violencia en Sudán puede provocar que millones de personas más se vean condenadas a pasar hambre, afirmó hoy el Programa Mundial de Alimentos (PMA) que el pasado domingo suspendió temporalmente las operaciones de asistencia alimentaria y monetaria, en un país donde un tercio de la población tiene dificultades para conseguir suficiente comida.
El PMA informó que sus casas de huéspedes, oficinas y almacenes en Nyala, Darfur meridional, fueron invadidos y saqueados, con la pérdida de unas 4000 toneladas métricas de comida destinadas a alimentar personas hambrientas.
El Servicio Aéreo Humanitario de las Naciones Unidas (UNHAS), gestionado por la agencia de la ONU en nombre de la comunidad internacional, sigue completamente interrumpido.
UNHAS vuela anualmente a más de 30 destinos en Sudán, transportando alrededor de 26.000 pasajeros y carga humanitaria ligera. Un avión sufrió daños irreparables en el aeropuerto internacional de Jartum, y al menos diez vehículos y seis camiones de alimentos fueron robados.
Antes de que estallara el conflicto el 15 de abril, Sudán ya contaba con un número récord de personas que pasan hambre. En 2023, el PMA tenía previsto ayudar a más de 7,6 millones de personas. Los continuos combates impiden la distribución de alimentos de emergencia, la entrega de comidas escolares a los niños o prevenir y tratar la malnutrición.