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Cinco razones que hacen imperativo proteger a los civiles

En los conflictos armados, los civiles son siempre los más afectados por la violencia y la destrucción. El derecho internacional humanitario exige que todas las partes de un conflicto respeten a la población y la infraestructura civiles; sin embargo, quienes deberían salvarse siguen sufriendo daños. En 2022, la ONU registró un aumento del 53% en el número de civiles asesinados en doce conflictos armados. Los hogares, las escuelas, los mercados, los sistemas de agua y electricidad, y los centros de salud siguieron siendo dañados o destruidos.

Del 22 al 25 de mayo, la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), en conjunto con Bélgica, Suiza, y la Cruz Roja Internacional, llevará a cabo la Semana de Protección de Civiles 2023. Doce eventos paralelos y dos mesas redondas a puertas cerradas se centrarán en temas planteados en el informe anual del Secretario General sobre la protección de civiles; en tanto que el Consejo de Seguridad celebrará su debate anual sobre el tema el 23 de mayo. El objetivo es involucrar a los Estados miembros, la ONU y la sociedad civil en una discusión sincera sobre cómo mejorar la protección de los civiles en los conflictos armados.

“No debemos olvidar que esta agenda se refiere a personas”, dice Joyce Msuya, coordinadora adjunta de Ayuda de Emergencia de OCHA. “Por lo tanto, me complace que varios eventos de esta semana den espacio a los civiles directamente afectados por conflictos armados. Nuestras discusiones deben incluir sus opiniones y experiencia si de verdad queremos entender los desafíos y encontrar la manera más efectiva de abordarlos”.

Cinco razones por las que hay que fortalecer la protección de los civiles.

1. Para minimizar el daño civil: Los conflictos armados resultan en muertes, lesiones y heridas psicológicas entre los civiles. En 2022, cerca del 94% de las víctimas de armas explosivas utilizadas en zonas pobladas en 17 países y territorios afectados por conflictos, eran civiles. Los conflictos también conducen a la destrucción de viviendas, escuelas, centros de salud, instalaciones de agua y otras infraestructuras esenciales. Cuando la infraestructura crítica se destruye o daña, se interrumpen servicios esenciales como el agua, la electricidad y la atención médica, causando aún más sufrimiento. Las poblaciones huyen, sin poder regresar a sus casas durante años.

Mohammed tiene 16 años y vive en el área de Al Saberi en Bengahzi.

OCHA/Giles Clarke

Mohammed, de 16 años, vive en el área de Al Saberi en Benghazi, Libia. Su familia tuvo que huir cuando su casa fue bombardeada durante la guerra de 2015. Regresaron en 2016, pero la mayoría de sus vecinos, incluidos algunos amigos cercanos de Mohammed, ya no vivían allí debido a las condiciones de vida extremadamente difíciles. La zona de Al Saberi está contaminada con varios restos explosivos de guerra. Todos los días, Mohammed y sus hermanos tienen que caminar por zonas muy peligrosas para llegar a la escuela. Crédito: UNOCHA/Giles Clarke

2. Para prevenir y abordar el hambre y la hambruna: el año pasado, los conflictos y la inseguridad fueron los principales impulsores de los altos niveles de inseguridad alimentaria aguda para alrededor de 117 millones de personas en 19 países y territorios. Los cultivos fueron destruidos, el ganado robado, la tierra arruinada, los caminos bloqueados y los agricultores expulsados de sus campos. Se perdieron medios de subsistencia mientras que los precios de los alimentos aumentaron considerablemente.

Un niño de año y medio recibe trabamiento por desnutrición en Somalia.

© UNICEF/Sebastian Rich

El pequeño Ahmed Mohammed, de un año, se somete a una revisión de desnutrición en un centro ambulatorio del Programa de Alimentación Terapéutica apoyado por organismos humanitarios en Allanley, Kismayo, en el estado de Jubaland, Somalia. Los niveles críticos de desnutrición aguda persisten en muchas partes del país. Se estima que 1,8 millones de niños menores de cinco años estarán gravemente desnutridos para diciembre de 2023. De ellos, casi medio millón padecería emaciación grave. Foto: OCHA/Adedeji ADEMIGBUJI

3. Para proteger a los grupos vulnerables: Las mujeres, los niños y las personas con discapacidad se ven afectados por los conflictos de diferentes maneras. Garantizar su protección es fundamental. El año pasado, las mujeres y las niñas representaron al menos el 95% de las víctimas documentadas de violencia sexual. Los niños fueron secuestrados, reclutados y utilizados en hostilidades, y privados de educación. Las personas con discapacidad quedaron atrapadas en medio de las hostilidades y no pudieron acceder a alimentos, agua, atención médica o asistencia humanitaria.

4. Para garantizar el acceso seguro de los trabajadores humanitarios: los trabajadores humanitarios enfrentan muchos desafíos superpuestos: las hostilidades, los artefactos explosivos, los impedimentos burocráticos y las sanciones de los Estados y las medidas antiterroristas retrasan o estancan las actividades de socorro, dejando a las personas sin los suministros esenciales que necesitan. Los trabajadores humanitarios son asesinados, heridos y secuestrados y sus suministros atacados y saqueados. La información errónea y la desinformación socavan la confianza y crean riesgos de seguridad para los trabajadores humanitarios.

5. Para prevenir el desplazamiento forzado y encontrar soluciones duraderas: en 2022, la cantidad de personas desplazadas por la fuerza debido al conflicto, la violencia, las violaciones de los derechos humanos y la persecución superó la alarmante cifra de cien millones. Pero aún después de huir de la violencia, las personas siguieron sin estar seguras. Enfrentaron más violencia, riesgos de explosiones y acceso limitado a servicios esenciales. Las personas desplazadas tuvieron mayores dificultades para acceder a los alimentos, un problema que aumentó con el número de veces que fueron desplazadas.

¿Qué se debe hacer?

“En primer lugar, necesitamos que todos los Estados y las partes en conflicto incorporen el derecho internacional humanitario en sus leyes, manuales militares y capacitación”, explica Aurélien Buffler, jefe de la Sección de Planificación y Asesoramiento sobre Políticas de OCHA, “y que adopten protecciones específicas para los niños y las personas vulnerables. También necesitamos que todos los Estados se unan a la nueva Declaración Política sobre Armas Explosivas en Áreas Pobladas y que sus compromisos se traduzcan en acciones significativas”.

“En segundo lugar, necesitamos un acceso humanitario sin trabas y protección para todos los trabajadores y suministros humanitarios. Se debe permitir que los trabajadores humanitarios brinden ayuda de manera segura a quienes más la necesitan, y se debe alentar su capacidad de hablar con todas las partes en los conflictos armados para negociar el acceso y promover la adhesión al derecho internacional humanitario. Los Estados deben garantizar que sus sanciones y medidas antiterroristas no tengan un impacto negativo en la prestación de asistencia humanitaria y médica”.

“Tercero, todos los Estados deben garantizar el respeto del derecho internacional humanitario, incluso a través del diálogo político y el entrenamiento de los combatientes; así como condicionando su apoyo militar al respeto de las leyes internacionales por parte de los beneficiarios, e investigando y enjuiciando los crímenes de guerra”.

Semana de Protección de Civiles

La Semana de Protección de Civiles brinda la oportunidad de forjar conexiones y discutir y compartir conocimientos y soluciones para mejorar la protección de los civiles. Sirve como plataforma escuchar las voces de las víctimas del conflicto armado para conocer sus experiencias y necesidades. A lo largo de la Semana, los participantes identificarán las lecciones aprendidas y las formas de mejorar la protección de los civiles.

Encuentre toda la información sobre la semana pulsando aquí

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