La Reserva de Biosfera Tribugá-Cupica-Baudó en Colombia y la Reserva de Biosfera Bicentenario – Ayacucho en Perú forman parte desde este miércoles del
Programa sobre el Hombre y la Biosfera de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
El Programa designó un total diez nuevas reservas de la biosfera en nueve países y una nueva reserva transfronteriza. Con estas nuevas denominaciones, la Red Mundial cuenta actualmente con 748 reservas en 134 países, incluyendo 23 reservas transfronterizas.
El Consejo Internacional de Coordinación del Programa sobre el Hombre y la Biosfera de la UNESCO seleccionó estas nuevas incorporaciones durante una reunión que mantuvo del 12 al 15 de junio en su sede de París.
Colombia: Reserva de Tribugá-Cupica-Baudó
Ubicada en la región biogeográfica del Chocó, Tribugá-Cupica-Baudó es la primera reserva de la biosfera situada en la costa del Pacífico colombiano, uno de los dos grandes biomas, comunidades ecológicas de gran tamaño con vegetación y fauna características, que influyen en esta zona.
El otro es el bosque húmedo tropical de la Serranía del Baudó. La reserva de biosfera contiene una gran variedad de paisajes (acantilados, estuarios, costas, golfos, ensenadas, bahías y zonas marinas) y ecosistemas (arrecifes, manglares, bosque tropical) ricos en biodiversidad.
Cuenta una población de más de 18.000 habitantes, en su mayoría indígenas emberá y afrocolombianos. Sus principales actividades económicas son la agricultura de subsistencia, la pesca artesanal, la pesca tradicional y el aprovechamiento de los recursos, el comercio, el turismo de naturaleza y la artesanía, como la cerámica.
Perú: Reserva de Bicentenario–Ayacucho
Situada en el centro-sur de Perú, en los Andes centrales abarca diversos ecosistemas de montaña que se elevan entre los 1850 m y los 4450 metros sobre el nivel del mar. Estos ecosistemas incluyen bosques estacionalmente secos, humedales altoandinos, bosques relictos y matorrales andinos.
La reserva engloba las áreas naturales protegidas del Santuario Histórico de la Pampa de Ayacucho y el Área de Conservación Regional de la mayor población del mundo del bosque de “titankas” (Puya raimondii). Esta flor alargada, similar a una jirafa, a veces llamada la Reina de los Andes, puede alcanzar los 15 metros de altura.
La zona también destaca por su importante diversidad cultural en términos de valores históricos, religiosos y sociales, incluidos conocimientos locales e indígenas relacionados con la gestión de los recursos naturales.
Cuenta con una población de más de 300.000 habitantes, la mayoría de los cuales vive en zonas urbanas, incluida la ciudad de Ayacucho. La lengua materna de más de la mitad de la población es el quechua y su actividad económica incluye la agricultura, la ganadería, la piscicultura, el turismo y el pastoreo andino de subsistencia, así como otras actividades de servicios.
El resto de las biosferas galardonadas fueron las de:
Drömling, en Alemania
Selva Tropical Korup, en Camerún
Bantimurung Bulusaraung – Ma’Rupanne, en Indonesia
Transfronteriza del Monte Elgon, entre Kenia y Uganda
Onon-Balj, en Mongolia
Chitral Bashkar Garmchashma y Gallies, ambas en Pakistán
Complejo de Áreas Protegidas del Noreste de la República Centroafricana
Rufiji-Mafia-Kibiti-Kilwa, en Tanzania
Objetivo principal: preservar los ecosistemas
Las reservas de la biosfera son uno de los pilares del mandato de la UNESCO como organismo de las Naciones Unidas para la ciencia. Cada una de ellas promueve soluciones locales innovadoras, con el fin de conservar la biodiversidad, preservar los ecosistemas y hacer frente al cambio climático, mejorando al mismo tiempo los medios de subsistencia de la población, por ejemplo, a través del desarrollo de la agroecología, las fuentes de energía renovables y las industrias ecológicas.
También contribuyen a alcanzar los objetivos fijados el pasado mes de diciembre en el marco del Convenio sobre el Marco Mundial Kunming-Montreal de la Diversidad Biológica.
Estos objetivos contemplan la designación del 30% de la superficie terrestre como zonas protegidas y la restauración del 30% de los ecosistemas más degradados del planeta de aquí a 2030.