Kourou/Koualou, un pequeño poblado en una zona neutral entre Benin y Burkina Faso, es el centro de un comercio transfronterizo ilícito de combustible de un millón de litros al año, ejemplo de un fenómeno que se extiende a lo largo de los 6000 kilómetros de la región del Sahel.
Transportado por redes criminales y gravado por grupos terroristas, el combustible ilegal fluye a lo largo de cuatro rutas principales que serpentean a través del Sahel, desviando millones de dólares de países que buscan estabilizar una región con problemas de seguridad en la que viven 300 millones de personas.
“El tráfico de combustible está socavando el estado de derecho; está alimentando la corrupción”, dijo François Patuel, jefe de la Unidad de Investigación y Concientización de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). “También está dando lugar a otras formas de delincuencia. Por eso hay que atajarlo”.
Los traficantes responden a la demanda
El tráfico de combustible es un gran negocio en la región. El informe de la agencia de la ONU, Tráfico de combustible en el Sahel, afirma que financia grupos armados no estatales, organizaciones terroristas, instituciones financieras, funcionarios encargados de hacer cumplir la ley corruptos y grupos vinculados a personas destacadas con intereses en empresas minoristas de combustible. También tiene una gran demanda entre la población.
Los factores que facilitan esta actividad ilícita son los bajos precios del gas subsidiados en Argelia, Libia y Nigeria. Según la información recogida, las estaciones de servicio en Libia cobran once centavos por litro, mientras que el precio en las gasolineras en Mali, al otro lado de la frontera, promedian1,94 dólares por litro.
Pérdidas millonarias
“Con sólo cruzar la frontera, obtienen una ganancia de 90 centavos por litro”, explicó Patuel. “Es un ingreso fácil para los grupos delictivos”.
Agregó que los traficantes venden ese producto a la población, que depende de combustible más barato para llevar a cabo actividades cotidianas como alimentar generadores para producir electricidad o llenar sus tanques de gasolina para llevar sus productos al mercado.
“Explotan esas necesidades para vender sus productos criminales, incluido el combustible de contrabando”, añadió.
El informe rastrea las operaciones en Burkina Faso, Chad, Mali, Mauritania y Níger, donde a lo largo de rutas muy transitadas, los conductores transportan millones de litros de combustible de contrabando cada año. Las rutas establecidas van de Argelia a Mali, de Libia a Níger y Chad, de Nigeria a Burkina Faso través de Benin, y de Niger a Mali.
La pérdida de ingresos para las naciones del Sahel es enorme, señaló Amado Philip de Andrés, representante regional de UNODC para África occidental y central.
El comercio ilícito le cuesta a Níger casi ocho millones de dólares anuales en ingresos fiscales, según la Alta Autoridad para Combatir la Corrupción y Delitos Relacionados del país. Los traficantes evaden impuestos comprando combustible marcado para exportación a costos reducidos y desviando entregas a nivel nacional o transfronterizo, dijo la oficina del gobierno.
Impuestos de terroristas
Los contrabandistas, sin embargo, pagan “impuestos” a los grupos terroristas recién formados, incluso alrededor de Kourou/Koualou, donde los depósitos ilegales almacenaban tanques de combustible de contrabando mientras estaban en tránsito. Además, los grupos afiliados a Al-Qaeda operan parte del oro de las minas de la zona y cobran impuestos por el contrabando.
En términos de tráfico de recursos naturales en Burkina Faso, Malí y Níger, “las comunidades locales son particularmente vulnerables, ya que viven en áreas aisladas con una presencia policial limitada”, según detalla la Dirección Ejecutiva del Comité contra el Terrorismo (CTED) del Consejo de Seguridad en un informe de alerta de tendencias.
A menudo, el combustible de contrabando se circunscribe en la superficie de un pozo muy profundo de tráfico, lo que refleja un nexo de actividades delictivas, desde las drogas hasta los migrantes, destacó Patuel, citando el ejemplo de una incautación de 17 toneladas de resina de cannabis por parte de la policía nigeriana en 2021 que involucra a un conocido traficante de combustible que era dueño de gasolineras. El sospechoso supuestamente usó las ganancias del tráfico de drogas para comprar combustible de contrabando vendido en sus estaciones de servicio.
La UNODC destaca también otras tendencias nuevas e inquietantes que muestran a las empresas asociadas con personas sancionadas por el Consejo de Seguridad involucradas en el contrabando de combustible desde Níger a Malí, ya que los traficantes venden una gama cada vez mayor de productos.
Tal especulación ha hecho saltar las alarmas en todo el sistema de la ONU, que ha expresado continuamente su preocupación por los grupos terroristas que utilizan las ganancias del tráfico de recursos naturales para financiar sus actividades ilegales. El Consejo de Seguridad de la ONU ha instado a los Estados a, entre otras medidas, responsabilizar a los perpetradores.
Eliminación de la corrupción
Acabar con el contrabando de combustible es una empresa compleja con consecuencias potencialmente mortales en una región con tasas altísimas de empleo informal que van del 78,2% en Níger al 96,9% en Chad. Represar los flujos de combustible ilícito, preocupa a la UNODC, ya que podría aumentar los precios del transporte y la energía junto con los costos de la mayoría de los bienes y servicios comerciales.
La Oficina sugiere que las naciones del Sahel y los países vecinos identifiquen y procesen los casos de contrabando de combustible que tengan relación directa con el crimen organizado, los grupos armados y la corrupción. Para ello cuentan con las herramientas contenidas en tratados internacionales como la Convención de las Naciones Unidas contra el Crimen Organizado Transnacional y la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción.
Límites a los flujos ilícitos
Si bien algunos esfuerzos contra el contrabando se han enfrentado a una resistencia violenta, incluida la muerte de un oficial de la ley, las naciones continúan deteniendo los flujos ilícitos con enfoques nuevos y colaborativos, dijo la UNODC.
La última evaluación de amenazas de la agencia sobre el fenómeno proporcionó una serie de ejemplos entre los que se incluyen desde convoyes de gas escoltados por la policía en Argelia cerca de la frontera con Mali, hasta los toques de queda impuestos en Benin y las redadas para detener a los grupos armados transfronterizos.
Por su parte, Burkina Faso viene desmantelando meticulosamente desde 2019 una red de tráfico de combustible altamente organizada que contrabandeó millones de litros en un periodo de tres años con flotas de camiones que transportaban hasta 30.000 litros por viaje.
En Kourou/Koualou, el flujo de combustible ilegal se ha reducido a un goteo tras las medidas enérgicas del gobierno, pero los grupos terroristas continúan “gravando el combustible que aún se trafica, así como otros bienes de contrabando”, alertó la UNODC.
“Los grupos criminales se alimentan explotando las necesidades de la población”, enfatizó el investigador en jefe de la agencia, Patuel. “Combinar los esfuerzos y tener un enfoque regional conducirá al éxito en el combate al crimen organizado en la región”.
La ONU actúa
La ONU y sus socios trabajan para erradicar el tráfico y crear oportunidades en la región. Estas son algunas de las actividades con las que asiste la Organización:
• La ONU lanzó un proyecto de 180 millones de dólares en 2022 dirigido a 1,6 millones de personas en el área de Liptako-Gourma, en las fronteras de Burkina Faso, Mali y Níger, con el objetivo de mejorar las oportunidades económicas y los medios de vida. La iniciativa se enfoca en mujeres, jóvenes y pastores y es parte de la Estrategia Integrada para el Sahel (UNISS)
• Dentro de las iniciativas de paz y seguridad de UNISS existe un proyecto que ayuda a prevenir la propagación y el aumento del extremismo violento en áreas transfronterizas entre Senegal, Guinea y Mali
• Las partes interesadas intercambiaron iniciativas e ideas sobre la prevención del extremismo violento en África Occidental y Central en una reunión celebrada en Dakar del 28 de febrero al 2 de marzo y coorganizada por la Oficina de las Naciones Unidas para África Occidental y el Sahel (UNOWAS), el Centro de Defensa Avanzada de Senegal y Estudios de Seguridad, y el departamento de asuntos exteriores de Suiza
• La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Fuerza G5 Sahel firmaron un nuevo acuerdo en abril para fortalecer la cooperación regional e intraestatal en todo el espectro de la movilidad humana como un acelerador para desarrollar resiliencia, desarrollo y gobernanza fronteriza integrada en el G5 (Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Niger)
• El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) aborda los desafíos emergentes en Côte d’Ivoire y a fines de mayo publicó su primer informe de situación en el país, que continúa afectado por la propagación del conflicto de la crisis del Sahel central