El crecimiento de la población, la urbanización, los cambios en los patrones de consumo y el cambio climático están haciendo más difícil alimentar al mundo, según una alta funcionaria de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Corinna Hawkes, directora de la División de Sistemas Alimentarios e Inocuidad de los Alimentos de la FAO, afirma que es necesario un enfoque integral y sostenible que tenga en cuenta factores económicos, sociales y medioambientales, y que reúna a las personas para garantizar alimentos nutritivos y medios de vida sostenibles para todos.
En vísperas de la Cumbre de la ONU sobre Sistemas Alimentarios+2, en la que se analizarán los sistemas agroalimentarios mundiales, nuestros compañeros de la FAO la han entrevistado para conocer sus impresiones sobre la situación actual.
¿Qué es el sistema agroalimentario?
El sistema agroalimentario es todo lo relacionado con la alimentación y la agricultura. Tanto lo que comemos como la forma en que se venden, distribuyen y procesan los alimentos. También incluye cómo se cultivan o cosechan los alimentos en tierra, mar y otros productos no alimentarios, como el combustible y la fibra.
Todos estos procesos implican toda una serie de actividades, inversiones y decisiones, explica Hawkes.
El sistema agroalimentario reúne todo esto en un sistema interconectado; por ejemplo, si queremos cultivar frutas y verduras para que la gente coma más sano, tenemos que pensar no sólo en cultivar las verduras, sino también en cómo se entregan a la gente.
El sistema agroalimentario es también un espacio para soluciones como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la malnutrición, las enfermedades crónicas, los alimentos inseguros, la pobreza y para contrarrestar la falta de sostenibilidad urbana… la solución a los retos más importantes del mundo.
¿Por qué necesita el mundo transformar el sistema agroalimentario?
Ahora mismo, no existe el poder para aportar esas soluciones. El sistema agroalimentario está enfermo. La forma en que está diseñado y funciona significa que es débil, está desgastado y carece de resiliencia.
Por tanto, la frustración y el reto que se plantea aquí es que el poder potencial del sistema agroalimentario para proporcionar estas soluciones se pierde hasta que no lo transformemos para hacerlo más fuerte.
Uno de los principales retos es que la forma en que se cultivan y producen los alimentos está contribuyendo al cambio climático, lo que a su vez debilita el sistema agroalimentario.
¿Cuál es el ejemplo de un gran reto actual del sistema agroalimentario?
Una de las cosas que hemos hecho es eliminar la diversidad del sistema, lo que incluye todo, desde lo que está en nuestros platos hasta la granja. Tenemos que recuperar esa diversidad.
En las últimas décadas se ha producido una especialización en la producción de determinados cultivos básicos. Fue una gran idea desde el punto de vista de la productividad y la eficiencia: abarata los alimentos, permite comerciar con ellos y reduce el coste de producción. Es importante que produzcamos estos cultivos de forma eficiente.
Pero hemos visto que reducir demasiado la diversidad reduce la resistencia del sistema. Y hemos visto con los conflictos recientes cómo la dependencia de ciertos productores clave debilita aún más la resiliencia.
La diversidad también es buena para la biodiversidad y el medio ambiente, así como desde el punto de vista nutricional para los consumidores.
¿Cómo superar estos retos?
Hay muchas maneras de transformar el sistema agroalimentario. La más importante es aunarlo, para lo que es necesario unir a las personas.
Uno de los principales retos es que cada cual intenta solucionar la biodiversidad, la nutrición o la seguridad alimentaria, mientras que otros intentan solucionar la pobreza y los medios de subsistencia de los productores agrícolas.
Tenemos que trabajar juntosen encontrar la manera de aportar estas soluciones. Así empezaremos a ver que el sistema agroalimentario puede parecer un problema porque es débil, pero en realidad es algo realmente poderoso.
¿Qué buenas prácticas se están desarrollando ahora mismo?
Me entusiasman algunas de las iniciativas que se están llevando a cabo a nivel subnacional, urbano y municipal. Hay mucha energía en ciudades grandes y pequeñas donde las autoridades locales y las múltiples partes interesadas están actuando de verdad.
Están mejorando la infraestructura de los mercados para que la gente tenga más acceso a los alimentos, para que los alimentos sean seguros y se reduzcan las pérdidas y el desperdicio.
Así que estamos empezando a ver cómo se establecen estas importantes conexiones, y esto está ocurriendo en cientos de ciudades de todo el mundo.
¿Qué podemos esperar de la próxima Cumbre sobre Sistemas Alimentarios +2?
Lo que espero de la reunión de balance dos años después de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios es que los gobiernos y muchas otras partes interesadas se reúnan para debatir honestamente los retos y compartir sus éxitos y sus desafíos a la hora de hacer cambios.
Me gustaría ver un sentimiento de solidaridad entre los gobiernos y otras partes interesadas, que estén de acuerdo en que juntos lo harán mejor si comparten experiencias y buenas prácticas para superar los retos.
El resultado ideal de la cumbre es que el impulso creado continúe y que el compromiso de cambio no se quede en un mero compromiso, sino que se traduzca en acciones sobre el terreno para lograr realmente el cambio.