El Consejo de Seguridad de la ONU celebra este lunes una sesión en la que escuchará un informe del jefe de la Misión de las Naciones Unidas en Mali, El-Ghassim Wane, sobre la retirada de esa operación de mantenimiento de la paz, que deberá completarse el 31 de diciembre próximo.
El máximo órgano de seguridad marcó en junio el fin del mandato de la MINUSMA a petición de las autoridades de transición malienses.
En la víspera de su presentación ante el Consejo, Wane habló con Noticias ONU sobre el principal mensaje de la Organización al pueblo maliense: “la Misión se va, pero la ONU se queda” para ayudar a la estabilización del país y para continuar sus trabajos de asistencia humanitaria a la población.
Salida planificada
El también representante especial de la ONU para Mali explicó que la retirada fue preparada cuidadosamente para garantizar una transferencia de tareas a las autoridades malienses, tomando en cuenta que la seguridad es un elemento muy importante durante esta fase.
“Estamos monitoreando de cerca el entorno de seguridad con el objetivo de garantizar la retirada de nuestro personal en condiciones seguras. Hasta ahora, las cosas han ido bastante bien. Tuvimos algunos incidentes, pero de alcance limitado, y no sufrimos pérdidas de vidas ni lesiones graves”, dijo.
Durante la entrevista, el enviado explicó que la Misión sigue cumpliendo con la tarea de facilitar la entrega de asistencia humanitaria, al proteger las pistas de aterrizaje para la llegada a salvo de los suministros vitales, una labor que terminará a finales de septiembre.
La retirada de la MINUSMA ha implicado una coordinación minuciosa con las autoridades malienses de transición: “A principios de agosto nos reunimos con las autoridades malienses para conversar sobre el traspaso de las tareas que hasta ahora ha llevado a cabo la MINUSMA, les informamos de los logros, pero también les señalamos lo que queda por hacer, para que puedan prepararse y asumir el poder en todos los ámbitos, incluidos la protección de los civiles y el apoyo a los esfuerzos de estabilización en zonas específicas. El encuentro fue positivo, aunque tendremos que ir más allá, sobre todo en términos de movilización de recursos”, detalló.
“Esperamos que las interacciones con las autoridades malienses les permitan estar preparadas para asumir el poder, dentro de los límites de su capacidad y recursos”, apuntó.
El enviado añadió que cuando la Misión haya terminado su retirada, será papel de las agencias, fondos y programas continuar ayudando a Mali.
No dejar espacio a los mercenarios
Con respecto a la preocupación que suponen los mercenarios tras la salida de la Misión, Wale indicó que el plan de retirada y la colaboración con el gobierno de Mali busca no dejar vacíos “que puedan ser perjudiciales para la estabilización del país y la protección de su población civil”.
Recordó que la MINUSMA se desplegó hace casi una década a solicitud del gobierno y que durante esos diez años, ha trabajado “en la medida de lo posible y de forma extremadamente difícil, para apoyar a las autoridades y al pueblo de Mali”.
“Y creo que hemos logrado resultados destacables, pero evidentemente nada es perfecto. Aún queda mucho trabajo por hacer, se necesitan muchos esfuerzos para que Mali encuentre la paz a la que aspira su pueblo”, reconoció.
Antes de concluir la entrevista, Wale insistió en que la MINUSMA se va pero las Naciones Unidas se quedan. “Obviamente, las agencias, fondos y programas seguirán trabajando en Mali, que es miembro de las Naciones Unidas, y con el pueblo maliense, para ayudarlo a estabilizar su país”, recalcó, y puntualizó que ese trabajo es fundamental para la población.
Miles de repatriaciones y reubicaciones
En su informe al Consejo de Seguridad, Wale enfatizó que cerrar en seis una Misión construida a lo largo de una década es una tarea compleja y ambiciosa que requiere la repatriación de 12.947 efectivos uniformados más la separación de 1786 funcionarios civiles, además de la reubicación de una carga de aproximadamente 5500 contenedores marítimos de equipos y casi 4000 vehículos propiedad de la ONU.
Asimismo, se deben cerrar y verificar contra entrega a las autoridades civiles malienses de doce campamentos y una base de operaciones temporal.
El enviado sostuvo que el operativo, de por sí desafiante, es muy complejo debido a una serie de limitaciones vinculadas a la geografía, el clima, la logística y la infraestructura del país, sumados a los riesgos de seguridad.