El número de civiles muertos por municiones en racimo ha aumentado de forma drástica, según los nuevos datos del grupo de la sociedad civil Cluster Munition Monitor (CMC), asociado con la ONU.
El informe anual de esta organización- indica que 1172 personas murieron o resultaron heridas en 2022, la cifra más alta desde que se empezó a informar regularmente en 2010.
En declaraciones a los periodistas en Ginebra, la directora de defensa de la División de Armas de Human Rights Watch, Mary Wareham, subrayó que el 95% de las víctimas registradas eran civiles.
“Es inconcebible que los civiles sigan muriendo y sigan resultando heridos por las municiones en racimo 15 años después de que se prohibieran estas armas”, afirmó.
Las bombas de racimo son armas diseñadas para ser esparcidas en grandes áreas, que contienen varios cientos de “minibombas” llamadas submuniciones. Al no distinguir entre civiles, bienes civiles y objetivos militares, las bombas de racimo violan las normas del Derecho Internacional Humanitario.
La Convención sobre Municiones en Racimo
El tratado internacional que prohíbe las municiones en racimo se acordó por primera vez en mayo de 2008 y entró en vigor el 1 de agosto de 2010. La Convención sobre Municiones de Racimo prohíbe todo uso, almacenamiento, producción y transferencia de municiones en racimo, principalmente por el daño indiscriminado que causan a la población civil.
El apoyo mundial a la Convención está en “un buen momento”, señaló la directo
ra de defensa, Mary Wareham, ya que 112 países están ahora sujetos a sus disposiciones y otros 12 son signatarios.
Otros avances positivos incluyen la adhesión de Sudán del Sur a la Convención el 3 de agosto, mientras que Nigeria la ratificó el 28 de febrero, señalaron los autores del informe.
Desde la adopción de la Convención en 2008, no ha habido informes confirmados ni denuncias de nuevos usos, producción o transferencias de municiones en racimo por parte de ninguno de los Estados que hacen parte del tratado internacional.
Wareham subrayó que el mayor obstáculo para la erradicación “son los gobiernos que no están dispuestos a adherirse a esta Convención y que socavan sus principios mediante el uso y la transferencia de estas armas”.
También destacó los esfuerzos de la sociedad civil para impedir la transferencia de reservas de municiones en racimo de Estados Unidos a Ucrania.
“Nos consternó esa decisión, la combatimos entre bastidores durante el año que precedió a esta decisión”, declaró Wareham. “Las municiones en racimo ya se han transferido… No puede haber un uso responsable de las municiones en racimo”.
Datos y cifras
Según el informe conjunto de las Naciones Unidas, 987 personas murieron o resultaron heridas directamente en ataques con municiones en racimo en 2022. Esta cifra contrasta con la del año anterior, en el que no se atribuyó ninguna víctima a ataques con municiones en racimo en ningún lugar del mundo.
La gran mayoría de estas víctimas se produjeron en Ucrania, donde al menos 890 personas, principalmente civiles, murieron o resultaron heridos en ataques. El informe destaca que Rusia ha utilizado municiones en racimo en Ucrania en repetidas ocasiones desde la invasión de febrero de 2022 y que la propia Ucrania también ha empleado estas armas, aunque en menor medida.
Además, se descubrió que las fuerzas gubernamentales de Siria y Myanmar habían utilizado municiones en racimo en 2022. Este es el primer año en que se ha informado del uso de estas mortíferas armas en Myanmar. Ninguno de estos países ha firmado o ratificado el tratado de 2008 que prohíbe las municiones en racimo.
Efectos a largo plazo
Las municiones en racimo son peligrosas a corto plazo y plantean graves riesgos a largo plazo para las comunidades. Se ha informado de que hasta el 40% de las municiones en racimo no explotan con el impacto, lo que permite décadas de detonaciones intermitentes y aleatorias.
Los autores del informe advierten de los peligros que entraña el hecho de que cuando la guerra termina y las comunidades vuelven a la “normalidad”, a menudo se activan los restos sin estallar.
Según Paul Holtom, jefe del programa de armas y municiones convencionales del Instituto de las Naciones Unidas de Investigación sobre el Desarme, al menos 185 personas murieron o resultaron heridas por restos de municiones en racimo en Ucrania, Siria, Myanmar, Azerbaiyán, Irak, Laos, Líbano y Yemen en 2022.
Loren Persi, editora del informe, señaló que “estos restos son especialmente devastadores para los niños”, que constituyeron el 71% de las víctimas de restos de municiones en 2022.
Los más chicos suelen sentirse atraídos por el armamento, que a menudo cae “en zonas donde los niños juegan o trabajan sacando animales al campo”, señaló Persi, quien recalcó la importancia de la educación y la concienciación sobre los peligros de esta munición.
Los autores del informe también insistieron en que los gobiernos deben unirse para condenar cualquier uso de municiones en racimo y sumarse a la prohibición mundial de estas armas.
Hasta la fecha, “124 países están consiguiendo vivir sin municiones en racimo en sus arsenales, sin utilizarlas, y están empleando armas, medios y métodos alternativos de lucha bélica”, afirmó Wareham.
Algunas buenas noticias del 2022
Según el informe, los Estados que hacen parte de la Convención han hecho avances constantes en su implementación. A finales de junio de 2023, Bulgaria destruyó la última de las municiones en racimo que almacenaba, mientras que Bulgaria, Perú y Eslovaquia destruyeron un arsenal de al menos 4166 municiones en racimo y 134.598 submuniciones durante 2022 y la primera mitad de 2023.
“Es un éxito para la Convención ver destruidas casi 1,5 millones de municiones en racimo de los arsenales de los países que se han adherido a la Convención“, informó Wareham. “Dentro de esas municiones en racimo, hemos recogido un total de casi 179 millones de submuniciones. Cada submunición puede llevarse por delante una vida humana. Por lo tanto, aquí es donde consideramos que la Convención realmente salva vidas”. La Convención sobre Municiones en Racimo prohíbe las municiones en racimo y exige la destrucción de los arsenales y la limpieza de las zonas contaminadas por restos de municiones, así como la educación sobre los riesgos y la asistencia a las víctimas.
Un total de 112 países han ratificado o se han adherido a la Convención sobre Municiones en Racimo de 2008, mientras que otros 12 la han firmado. Sudán del Sur se adhirió a la Convención el 3 de agosto de 2023, mientras que Nigeria la ratificó el 28 de febrero de 2023.
El Cluster Munition Monitor es un grupo de la sociedad civil, que cuenta con el apoyo del Instituto de las Naciones Unidas de Investigación sobre el Desarme. Es el régimen oficial de supervisión del Tratado de Prohibición de Minas y de la Convención sobre Municiones en Racimo.