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La frontera entre Estados Unidos y México es la ruta migratoria terrestre más peligrosa del mundo

La frontera entre Estados Unidos y México se ha convertido en la ruta migratoria terrestre más peligrosa del mundo. Al menos 686 personas murieron o desaparecieron en 2022 intentando cruzarla, según los datos de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM).

La cifra es probablemente mucho más baja de la real ya que faltan datos oficiales, incluyendo los procedentes de Texas y de la agencia mexicana de búsqueda y rescate.

En el resto del continente, el panorama no es más alentador. En 2022, al menos 1457 personas murieron o desaparecieron. Es la cifra más alta desde que el Proyecto Migrantes Desaparecidos (MMP) de la OIM comenzó con sus actividades en 2014. 

Cuba es el país de origen con más fallecidos y desaparecidos, con 185 personas. Le siguen México (149), Venezuela (141), Guatemala (92), Haití (92) República Dominicana (59), Nicaragua ( 57), Honduras (44), Ecuador (43) y El Salvador (13).

El informe anual muestra que las muertes siguen subiendo y que los peligros que los migrantes enfrentan en la región son cada vez mayores.

Se trata de “una emergencia humanitaria de gran dimensión”, especial­mente porque es probable que las muertes sean muchas más, sobre todo en zonas de las que hay pocos datos como el Caribe y el Parque Nacional de Darién.

“Estas alarmantes cifras son un crudo recordatorio de la necesidad de que los Estados tomen acciones firmes”, dijo Michele Klein Solomon, directora regional de la agencia de la ONU para Norteamérica, Centroamérica y el Caribe. “Mejorar la compilación de datos es crucial. Porque luego los Estados trabajarán sobre la base de esos datos para asegurar que haya rutas migratorias seguras y regulares”.

Más naufragios en el Caribe

En las rutas migratorias del Caribe, se ha documentado el segundo número más alto de muertes y desapariciones, con un récord de 350 fallecidos en 2022.

La cifra supone un incremente de casi un 94% respecto al 2021 cuando fallecieron 180 personas.

Debido a la dificultad de monitorear rutas marítimas y las probabilidades de que muchas embarcaciones desaparezcan sin dejar rastro, es muy probable que el número de muertes sea mucho mayor de lo que se ha documentado.

Las rutas más mortales son las que van desde las islas caribeñas hacia Estados Unidos, donde en 2022 se ahogaron 203 personas, un 206% más que en 2021. Destaca que 150 de las víctimas eran de nacionalidad cubana.

Otra peligrosa ruta es la que va de República Dominicana a Puerto Rico, por las condiciones extremas en altamar y por las precarias embarcaciones que utilizan, conocidas como “Yolas”.

Alicia*, quien se se embarcó en una de ellas al quedarse en 2020 sin un trabajo estable, dio a la OIM un testimonio de su experiencia: “El mar empezó a cambiar, cuando estábamos llegando a Puerto Rico la brújula se nos dañó, fue entonces cuando el capitán intento devolverse, pero la fuerte corriente lo botó en el mar […]. A mí como a otra muchacha nos rescató un barco de pescadores, […] nos encontraron a la deriva en mar abierto; siento mucho todo esto y el dolor es inmenso”.

La selva del Darién

Migrantes de todo el mundo llegan a las lajas Blancas tras cruzar el paso del Darién.

OIM / Gema Cortés

En el Darién, una zona selvática inhóspita en la frontera entre Panamá y Colombia, se han recogido datos de 141 muertes en 2022.

Una vez más, es una subestimación. La OIM hizo una encuesta a personas que habían logrado cruzar. Una de cada 25 dijeron que algunas de las personas con las que viajaban habían desaparecido. Si bien esos datos no son del todo representativos, son importantes si se tiene en cuenta que 250.000 personas llegaron a Panamá a través del Darién en 2022 y que más de 300.000 personas hicieron el viaje en 2023. 

“Pienso en esa gente que se quedó en la selva. Gente con huesos rotos, esperando días por ayuda y nadie se detiene. Vi gente muerta a la orilla del río, muerta en sus casas de campaña, el cuerpo de una niña que paso a mi lado en el río y los gritos de dolor de las mujeres no me lo puedo quitar de mi cabeza”, dijo David*, un joven migrante venezolano de 26 años, padre de dos niños, a pocos minutos de cruzar irregularmente hacia Estados Unidos y finalizar su larga travesía.

Falta de rutas seguras

La Organización denuncia que los migrantes mueren por la falta de opciones menos peligrosas. “Al no haber vías migratorias regulares y seguras para todas las personas en movilidad, a menudo las personas migrantes no ven más opción que optar por vías irregulares que ponen en riesgo su integridad y su vida”, dice el informe.

“El hecho de que sabemos muy poco acerca de los migrantes que desaparecen en las Américas es una realidad muy desalentadora”, dijo Marcelo Pisani, director regional de la OIM para América del Sur. “El impacto en las familias que permanecen en una búsqueda interminable de un ser querido desaparecido es verdaderamente profundo”.

Puede chequear los más recientes datos del Proyecto Migrantes Desaparecidos sobre las Américas en https://missingmigrants.iom.int/es/region/las-americas

*Los nombres de “Alicia” y “David” son seudónimos utilizados para proteger la identidad.

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