“Se está gestando una nueva y preocupante carrera armamentística. El número de armas nucleares podría aumentar por primera vez en décadas. (…) Los arsenales nucleares se están modernizando para hacerlos más rápidos, precisos y sigilosos. Vuelven a sonar los sables nucleares. Esto es una locura”, ha advertido este martes el Secretario General.
Antonio Guterres dio esa voz de alarma en una reunión celebrada en la sede de las Naciones Unidas para conmemorar el Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares.
Previamente, en un video mensaje difundido con el mismo motivo aseguró que cuando “la desconfianza y la competencia geopolíticas” han llevado el riesgo nuclear a niveles de la Guerra Fría, la eliminación total de este tipo de armas es la única vía hacia un futuro pacífico, ha afirmado el Secretario General.
Por ese motivo, en primer lugar, “debemos invertir el rumbo” y “los Estados poseedores de armas nucleares deben marcar el camino”.
En ese sentido, Guterres llamó a las potencias nucleares a cumplir sus obligaciones de desarme y a comprometerse a no utilizar nunca armas nucleares bajo ninguna circunstancia.
En segundo lugar, dijo que es necesario reforzar y volver a comprometernos con el régimen de desarme y no proliferación nuclear construido hasta ahora.
La eliminación total de este tipo de armas es la única vía hacia un futuro pacífico.
Una amenaza resurgente
En las décadas transcurridas desde los ataques nucleares de Hiroshima y Nagasaki, con toda la horrible devastación y las atroces consecuencias que siguieron, se produjeron algunos avances liderados por la ONU, pero ahora se están deshaciendo, dijo Guterres.
En su primera resolución, en 1946, la Asamblea General de la ONU señaló el desarme nuclear como uno de sus principales objetivos. Sin embargo, en la actualidad quedan unas 12.512 armas nucleares.
Los países que las poseen tienen planes a largo plazo y bien financiados para modernizar sus arsenales nucleares.
No falta base jurídica
Existen suficientes tratados y acuerdos, tanto regionales como mundiales, que establecen el marco para deshacerse de las armas nucleares.
El Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) no sólo obliga a quienes lo ratifican a detener su propagación, sino que también fomenta el uso pacífico de la energía nuclear y el desarme.
Es el único tratado que obliga a los países con armas nucleares a comprometerse con el desarme en virtud del derecho internacional. Se inauguró en 1968, entró en vigor en 1970 y se prorrogó indefinidamente en 1995. Unos 191 países, incluidos cinco que poseen abiertamente un arsenal de armas nucleares, se han adherido a él, lo que lo convierte en el tratado de desarme más ratificado.
Estados Unidos, por ejemplo, reafirmó su compromiso con el Tratado este mes de julio.
Otro pilar importante es el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT), adoptado en 1996. Ha sido firmado por 185 países y ratificado por 170, incluidos tres Estados poseedores de armas nucleares: Francia, Rusia y el Reino Unido.
Sin embargo, para entrar en vigor, el Tratado debe ser firmado y ratificado por 44 Estados poseedores de tecnología nuclear específica, ocho de los cuales aún no lo han ratificado: China, Egipto, Estados Unidos, India, Irán, Israel, Pakistán y la República Popular Democrática de Corea.
Una adición relativamente nueva al sistema de tratados es el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPNW, por sus siglas en inglés), que prevé un amplio conjunto de prohibiciones si se ha de participar en cualquier actividad relacionada con las armas nucleares, incluido el compromiso de no desarrollarlas ni ensayarlas. Entró en vigor el 22 de enero de 2021 con una acogida universal.
Eliminar el riesgo nuclear
“La única manera de eliminar el riesgo nuclear es eliminar las armas nucleares”, dijo António Guterres, instando a los países a trabajar juntos para desterrar estos “dispositivos de destrucción dejarlos en los libros de historia, de una vez por todas“.
Según Guterres, eso significa reforzar el régimen de desarme y la no proliferación nuclear, en particular mediante los Tratados de No Proliferación de Armas Nucleares y de Prohibición de las Armas Nucleares, y ratificar sin demora el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares.
Guterres hizo un llamamiento a utilizar “las herramientas intemporales del diálogo, la diplomacia y la negociación para aliviar las tensiones y poner fin a la amenaza nuclear”, recordando que el desarme está en el eje central de su Informe Político sobre una Nueva Agenda para la Paz, lanzado en julio.