Los jóvenes defensores del clima presentes en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) de Dubái afirmaron el viernes que no se quedarán de brazos cruzados mientras el cambio climático amenaza su futuro. Exigieron que los responsables políticos de los Gobiernos den prioridad a las necesidades de los casi 2000 millones de niños del mundo, ya que sus voces e ideas pueden ayudar a salvar el planeta.
Las negociaciones para frenar el calentamiento global y el futuro de los combustibles fósiles son las que más expectativa están generando a medida que la última conferencia de las Naciones Unidas sobre el clima se acerca a su fin (la COP28 concluirá el próximo martes), y hoy, los jóvenes y los niños han acaparado toda la atención.
En los prolegómenos de la Conferencia, la ONU publicó una serie de informes nefastos que confirman que nuestro planeta se encuentra en un punto de inflexión. El último estudio de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) afirma que los gases de efecto invernadero han “acelerado drásticamente el deshielo y la subida del nivel del mar”.
En el mundo viven 1800 millones de jóvenes de entre 10 y 24 años, la más grande generación de jóvenes de la historia. Cada vez se hacen oír más y son más conscientes de los riesgos que plantea la crisis climática, y han tomado hoy el centro del escenario en el teatro Al-Waha de la Ciudad Expo de Dubái.
Movimiento por el cambio
En un evento de diálogo juvenil, Ameila Turk, de YOUNGO (una red mundial de niños y jóvenes activistas) destacó la declaración mundial de la juventud entregada a los delegados de la COP28, un documento político elaborado con más de 750.000 aportaciones recibidas de más de 150 países.
Lo describió como parte del movimiento por el clima.
“Aunque no tengamos necesariamente la capacidad de llevar a todo el mundo a una COP propiamente dicha, la declaración mundial es un excelente ejemplo de cómo podemos mostrar (…) lo que realmente nos importa, y también mostrar al público por qué estamos aquí”.
En su intervención, Mashkur Isa, de YOUNGO, pidió a las personas menores de 35 años que levantaran la mano y la mayoría de las manos que se encontraban en el abarrotado auditorio, se levantaron.
Sin embargo, señaló que era lamentable que una representación tan alta de jóvenes no estuviera presente en el trabajo del día a día de la COP28, así como en anteriores conferencias de la ONU sobre el clima.
“A pesar de nuestros continuos llamamientos a una acción climática ambiciosa, nuestros niños y jóvenes están ausentes de los debates, compromisos y formulación de políticas sobre el clima. Las partes deben proteger nuestros intereses poniendo de inmediato las voces de los niños y los jóvenes en el centro de todos los niveles de toma de decisiones sobre el cambio climático”, declaró.
Acción para el empoderamiento climático
Bhumi Sharma, miembro de YOUNGO y moderadora del diálogo juvenil sobre el clima, afirmó que es crucial garantizar la financiación de la Acción para el Empoderamiento Climático (ACE, por sus siglas en inglés) es crucial.
ACE, que se hace eco de uno de los objetivos del artículo 6 del Acuerdo de París, pretende empoderar a todos los miembros de la sociedad para que se involucren en la acción por el clima a través de la educación, la concientización, la capacitación, la participación pública, el acceso a la información y la cooperación internacional.
“Ha habido una ausencia crónica de fondos y, a pesar de los esfuerzos, los países desarrollados no están dispuestos a hablar de ello”, añadió.
En declaraciones a Noticias ONU, subrayó que el activismo por la acción climática viene de dentro, “y aunque no podemos obligar a nadie a preocuparse por algo que no le importa”, su esperanza es que la gente se tome en serio la crisis climática.
La crisis climática es una crisis educativa
Según un análisis de UNICEF publicado a principios de este año, las catástrofes meteorológicas provocaron el desplazamiento interno de 43,1 millones de niños en 44 países en un periodo de seis años, aproximadamente 20.000 niños desplazados al día.
Noticias ONU habló con Yasmine Sherif, directora ejecutiva de La educación no puede esperar (ECW, por sus siglas en inglés), el fondo mundial de las Naciones Unidas para la educación en situaciones de emergencia, que recientemente publicó un informe sobre la situación de la educación en los países en desarrollo.
Ese fondo acaba de hacer un llamamiento por valor de 150 millones de dólares para intensificar los esfuerzos en respuesta a la crisis climática.
“El cambio climático ha demostrado ser una de las mayores causas de desplazamiento tras un conflicto”, afirmó, Yasmine Sherif y añadió que los desplazamientos afectan a la educación de niños y jóvenes y, en última instancia, a su futuro.
Un nuevo estudio de La Educación no puede esperar muestra que la educación de 62 millones de niños y adolescentes ha sido interrumpida como consecuencia inmediata y directa del cambio climático.
De hecho, casi 29.000 escuelas resultaron dañadas o destruidas por las inundaciones en Pakistán, y la sequía está afectando a las vidas de los jóvenes en Somalia y el Cuerno de África.
“Es importante no separar el cambio climático del impacto que tiene en algunos servicios básicos. Estas no son dos agendas diferentes”, explicó Sherif. “La crisis climática es una crisis educativa”.
Más financiación
En la COP28, la Educación no puede esperar está presionando para que se logren más avances y se sitúe a la educación en el centro de la agenda de acción climática.
“Si no se invierte en educación, todos los miles de millones que estamos invirtiendo son dinero perdido”, dijo Sherif.
Dijo que incluso una pequeña inversión en educación puede ayudar mucho a garantizar que las nuevas generaciones sigan yendo a la escuela y se conviertan en los ingenieros, los científicos y los profesores que seguirán labrando el camino para salvar la madre tierra.
“No me digan que no hay recursos. Si tomáramos el 5% de los gastos militares y los trasladáramos a la educación y a la acción por la crisis climática (…) Tendríamos 100.000 millones de dólares al año para hacer frente al cambio climático. Así que el mensaje es que hay que empezar a reorganizar las prioridades”, subrayó.
Mucho atraso
Por su parte, Carmen Burbano, del Programa Mundial de Alimentos (PMA), afirmó que ya era hora de que uno de los días de la conferencia sobre el clima se dedicara al tema del vínculo entre la educación, la juventud y la acción por el clima.
La directora de la Unidad de Alimentación Escolar del PMA habló con Noticias ONU al margen de un evento que se centró en reinventar las comidas escolares en pro de la salud del planeta y de los niños.
Como “el programa más grande de asistencia social del mundo, estamos cambiando lo que un tercio de la población de muchos países come, lo que repercute directamente en los objetivos climáticos”.
Subrayó que el cambio a fuentes de energía más limpias para cocinar estas comidas también puede repercutir en la prevención de la deforestación e incluso influenciar a las comunidades cercanas a las escuelas para que utilicen energías renovables.
Burbano afirmó que la educación, los sistemas alimentarios y la acción por el clima “realmente necesitan unirse y crear paquetes de soluciones” y espera que esto siga siendo una característica de las futuras conferencias sobre el clima.
También acogió con satisfacción la inclusión de las comidas escolares en la Declaración sobre Sistemas Alimentarios de la COP28 como una de las soluciones.