La arriesgada apuesta del presidente de invertir fondos públicos en bitcoin genera incertidumbre en medio de la caída en picada de las criptomonedas y el colapso de la empresa FTX
Desde septiembre de 2021 el bitcoin es una moneda “de curso legal” en El Salvador. “Vamos a comprar un bitcoin al día a partir de mañana”, anunció el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, pasada la medianoche del jueves en su cuenta de Twitter, en medio de una brutal caída de la divisa digital.
No solo cayó el precio del bitcoin un 21% la semana pasada. En el último año el valor de la mayor criptomoneda del mundo se desplomó más de 70% en medio del “criptocrash” que ha marcado un rápido descenso de todo el mercado de las divisas digitales este año.
¿Qué hace el presidente Bukele? Compra más.
Apoyado en el argumento de loscriptoevangelistasque aseguran que este es el mejor momento para invertir en la divisa digital, precisamente porque está desvalorada, el presidente sigue adelante con la promesa de convertir a su país en el paraíso del bitcoin, cuando ha pasado poco más de un año desde que la pequeña nación centroamericana adoptó la criptodivisa como una moneda de “curso legal” el 7 de septiembre del año pasado.
El misterio de los fondos públicos
Aunque es casi imposible saber cuántos bitcoin ha comprado el gobierno salvadoreño utilizando fondos públicos de todos los contribuyentes, expertos estiman que las pérdidas fiscales podrían ser de unos 70 millones de dólares, basándose exclusivamente en los mensajes que Bukele ha publicado en su cuenta de Twitter cada vez que anuncia una compra.
Fuentes consultadas por BBC Mundo estiman que la pérdida es mucho mayor, si se suman los recursos fiscales utilizados en la implementación de la Ley Bitcoin, cuyo monto bordea los 200 millones de dólares, gastados en la creación de una billetera digital que almacena la criptomoneda, un fideicomiso, o los cajeros automáticos dedicados a las transacciones con la divisa digital.
“Esto es un experimento en el cual se ha combinado una alta dosis de improvisación y una alta dosis de opacidad”, le dice a BBC Mundo Ricardo Castaneda, economistaseniordel Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales, ICEFI.
Los “ojos láser” es un símbolo que utilizan los bitcoiners y que el presidente Bukele usaba en su perfil de Twitter.
“En cualquier sociedad medianamente democrática sería inconcebible que la ciudadanía no sepa cómo se están utilizando los recursos públicos o que los funcionarios no rindan cuentas”, agrega el analista.
El Salvador permanece bajo un estado de excepción que restringe las libertades individuales desde el 27 de marzo. BBC Mundo se puso en contacto con el gobierno para incluir su visión sobre las inversiones en bitcoin, pero no recibió respuesta.
El escándalo de FTX
La última estocada a la industria de las criptomonedas llegó de la mano del reciente colapso de FTX, empresa que se había convertido en la segunda mayor plataforma de compra y venta de criptomonedas del mundo. Su brutal caída se suma a otras bancarrotas que siguen minando la reputación de un mercado considerado por muchos expertos como una burbuja.
En el centro de la crisis está el ex director ejecutivo de FTX, Sam Bankman-Fried, quien renunció a su cargo tras declarar la quiebra de la firma. Hoy existe una investigación judicial sobre las operaciones financieras de la empresa y la desaparición de al menos 3 mil millones de dólares.
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha invertido fondos de los contribuyentes en bitcoin.
Tras la debacle de FTX y la caída en picada del precio del bitcoin, Bukele salió en defensa de la criptomoneda en su cuenta de Twitter: “el protocolo de bitcoin fue creado precisamente para prevenir esquemas Ponzi, corridas bancarias, rescates y reasignaciones de riqueza de Enron, WorldCom, Bernie Madoff, Sam Bankman-Fried”.
“Algunos lo entienden, otros aún no”.
El mandatario, que tiene un 87% de aprobación según la encuestadora CIDGALLUP, argumenta que el país no ha perdido fondos públicos porque mientras no venda los bitcoin, no hay una pérdida real de dinero.
La lógica detrás de la explicación es que, tal como funciona el mercado de valores, si el precio de una acción cae, el inversor no pierde su dinero mientras no venda.
En El Salvador, donde una de cada cuatro personas vive en la pobreza, la mitad de la población padece inseguridad alimentaria, tres de cada 10 niños están fuera del sistema escolar y en las zonas rurales hay una limitada conexión a internet, difícilmente están siguiendo la discusión por Twitter sobre este tema, más aún cuando los mensajes del presidente en relación al bitcoin son publicados en inglés.
Revive el “bono volcán”
En el último año el gobierno ha anunciado dos veces su intención de aumentar la deuda externa del país a través de la emisión de bonos.
Pero no se trata de los típicos bonos que emiten los países con el objetivo de financiarse. Se trata del llamado “bono volcán” para endeudarse en bitcoin.
En la Conferencia Bitcoin 2022 de Miami, hubo una recreación del volcán Conchagua en El Salvador para promover “bitcoin city”.
Primero el gobierno anunció que contraería la deuda en bitcoin en marzo de este año, pero nunca ocurrió. Luego dijo que la emisión sería en septiembre, pero nunca se llevó a cabo.
Este jueves anunció por tercera vez que se endeudaría en bitcoin enviando un proyecto de ley al Congreso -de mayoría oficialista- para emitir el (o los) postergados bonos.
Estos bonos teóricamente recaudarían 500 millones de dólares para financiar la creación de una ciudad “futurista” y libre de impuestos llamada “Bitcoin City” a los pies del volcán Conchagua, y otros US$500 millones para comprar más bitcoin.
De ahí viene el nombre “bono volcán”.
Si finalmente esta vez el país emite el bono y si los inversores internacionales se lo compran, entonces El Salvador se convertiría en el primer país que se endeuda en bitcoin, aumentando su gigantesca deuda pública que actualmente bordea el 85% del Producto Interno Bruto (PIB).
El experimento bitcoin
En una economía dolarizada desde hace dos décadas, el gobierno ha intentado persuadir a los salvadoreños de que hagan todas sus transacciones en bitcoin, desde la compra de la leche en el almacén de la esquina, hasta el envío de remesas desde Estados Unidos.
El Salvador ha promovido a Bitcoin Beach como un ejemplo para “bitconizar” el país.
Incluso fue creado un hospital para perros en San Salvador, ChivoPets, con grandes descuentos para quienes pagaran con bitcoin en vez de dólares.
También el gobierno regaló un bono de 30 dólares a cada salvadoreño para que bajara una aplicación que le permitiera hacer transacciones en bitcoin.
Muchos cobraron los 30 dólares y nunca más volvieron a usarla.
En el extranjero, Bukele sigue promoviendo la “Bitcoin Beach” en el El Zonte, un pequeño pueblo pesquero con dos caras: los hoteles para turistas y las precarias casas emplazadas en caminos de tierra que se vuelven intransitables por el barro cuando llueve, como lo comprobó BBC Mundo en un viaje a la zona.
Pasado poco más de un año, analistas estiman que solo el 2% de las remesas desde EE.UU. son enviadas en bitcoin y que la gran mayoría de la población no utiliza la divisa digital.
Una encuesta hecha por la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas que fue publicada en octubre, arrojó que el 65.5% de la población considera que la adopción del bitcoin ha sido un fracaso y el 77.1% manifestó que el gobierno no debería seguir gastando el dinero público en la criptomoneda.
“El sistema no ha funcionado”, dice la economista y consultora salvadoreña, Tatiana Marroquino, en diálogo con BBC Mundo desde San Salvador.
“Hay muy poca transparencia. Una cosa es que haya bajado el precio del bitcoin, pero lo más preocupante es el desorden y la irresponsabilidad con que se manejan los fondos públicos”, apunta.
“Y una de las consecuencias que trae la falta de transparencia es que es más difícil conseguir financiamiento para el país”, agrega.
Las agencias calificadoras Fitch Ratings, Moody’s y Standard and Poor’s, le han rebajado este año la calificación de riesgo al país, haciendo que el El Salvador solo tenga acceso a créditos con tasas extremadamente altas.
El factor China
Con un vencimiento de deuda en enero cercano a los 667 millones de dólares que el país debe pagar a inversores internacionales, ahora ha entrado un nuevo jugador en la cancha: China.
Los gobiernos de El Salvador y China acaban de anunciar el inicio de las negociaciones para alcanzar un Tratado de Libre Comercio entre ambas naciones.
Mientras esas conversaciones siguen su curso, el vicepresidente de El Salvador, Félix Ulloa, dijo que el gigante asiático ofreció comprarle la deuda al país, pero advirtió que no la van a vender “al primer postor”.
Se concrete o no algún tipo de acuerdo con China, la deuda pública es uno de los temas que pesa sobre el país y aunque el presidente argumenta que los fondos invertidos en bitcoin no tienen un mayor impacto en las cuentas públicas, la oposición reclama que los escasos recursos fiscales deberían estar destinados a financiar programas sociales en vez de apostarlos en activos de alto riesgo.
Desde una perspectiva más amplia, algunos analistas consideran que los asuntos económicos no son la única razón que está afectando la imagen del país en el extranjero y, en consecuencia, sus posibilidades de financiarse.
Según Castaneda, también influye en la ecuación el “debilitamiento democrático”, la búsqueda del presidente de ser reelecto en 2024 -pese a lo que la Constitución no lo permite- y la falta de información sobre las transacciones financieras.
“En El Salvador el presidente tiene control prácticamente de toda la institucionalidad, desde la Asamblea Legislativa hasta los órganos de justicia, entonces si él decide que esta información es reservada, no hay forma de apelar”, sostiene.
“El presidente es como una persona que va a un casino virtual a apostar”, argumenta. “La diferencia es que no está apostando con su dinero, sino que está apostando con el dinero de toda la población“.
Por lo pronto, es imposible saber si el “criptocrash” ya tocó fondo, si el bitcoin seguirá hundiéndose, o si en algún momento su precio volverá a subir, como lo creen sus seguidores.
¿Hasta cuándo seguirá Bukele comprando bitcoin? La respuesta quizá podrá encontrarse en los mensajes que publica en inglés en su cuenta de Twitter.