Fue un 6 de Marzo de hace cerca de tres décadas cuando las columnas del Monumento a la Revolución, fueron testigo mudo de uno de los discursos más profundos, más incendiario, más combativo, que otorgaba una radiografía de las condiciones reales del País. Unas frases rompían en el aire; Veo un México con hambre y sed de justicia. Provengo de la Cultura del Esfuerzo y no del Privilegio. Un México agraviado por la burocracia que desde la comodidad de sus oficinas se aprovechan de los más necesitados. Este discurso fue un parteaguas que rompió con lo tradicional, con los loas al sistema, y cimbro la permanencia del status quo..
Fue una verdadera apología en su contenido, se atrevió a quitarle la máscara al Sistema, los hincó y les hizo ver que este México tendría que ser ya otro, que este México no soportaría mas injusticias y olvido. La figura de Luis Donaldo Colosio se elevaba y los cimientos del estilo de gobernar se resquebrajaban, crujían. Nadie se había atrevido a tanto, nadie se los había restregado en su cara y en su fiesta de aniversario. De inmediato la “nomenclatura” que participaba en el círculo rojo se alertó y vio que se ponía en riesgo su permanencia. Hay versiones que desde adentro se fraguaron varias cosas, no sería tan sencillo desprenderse de tantos compromisos, de retirarles los enormes subsidios que ya ahogaban los presupuestos, de restarles poder y posiciones políticas, no les gusto el atrevimiento de Luis Donaldo..
Quien como candidato a la Presidencia de la República, con el antecedente de haber conocido de primera mano como Secretario de Desarrollo Social, el enorme rezago y la profunda brecha que dividía al gobierno con el pueblo. Era un hombre sensible y le dolían las carencias por su origen como hombre de campo en Magdalena de Kino Sonora. Un hombre casado con la idea de la renovación de México, el sistema impuesto se había agotado y había que renovarlo, que refrescarlo y él encabezaba esa expedición, era el Capitán del barco de las reformas, del cambio, de la profundidad para seguir avanzando..
Luis Donaldo fue un ilustre huésped en la zona maya, lo mismo visitó Noh bec, que la ciudad de Felipe Carrillo Puerto en donde pernocto en la casa de una familia de clase media. Convivió una noche y desayuno con ellos demostrando que era gente del pueblo, que era alguien preocupado por conocer los problemas cotidianos y evitaba ser informado por terceras personas. Luis Donaldo decía en estos meses de contacto y diálogo directo con la ciudadanía y con mi Partido, me he encontrado con el México de los justos reclamos, de los antiguos agravios y de las nuevas demandas; el México de las esperanzas, el que exige respuestas el que ya no puede esperar..
Vivimos en la competencia y para hacerlo debemos dejar atrás viejas prácticas, las de un Partido que solo dialogaba consigo mismo y con el gobierno y que no realizaba ningún esfuerzo para ganar. Esas palabras hoy cobran vigencia y hasta parece que los tiempos no han cambiado, verdad?..
Desafortunadamente la tarde del 23 de marzo, cayó abatido en un mitin en Lomas Taurinas, desde ese día los mexicanos conocimos la palabra Magnicidio y el nombre de Mario Aburto quien aún continúa encarcelado en un penal de Tabasco..
Esas balas no solo mataron a Colosio sino que desangraron a un pueblo, le arrebataron la esperanza, le quitaron abruptamente la ilusión de ver un México diferente, un México de pueblo y no de dirigentes, un México en donde la voz de la gente sea escuchada, tenga valor y que las respuestas no se hagan esperar..
Murió un hombre con visión, con otra perspectiva para gobernar, había planteado un gobierno inclusivo en donde todos tengan lugar, lastima que la maldad se lo llevó antes de poner en práctica sus ideas y proyectos..
Ese fue el principio del fin del PRI, parafraseando a García Lorca, quien mató al Gobernador? Fuente Ovejuna Señor…
Se cancelo el mitin y solo se escuchaba la canción de la Culebra como fondo musical…
Mejor seguiré caminando y cantando “ íbamos a la molienda, íbamos a la molienda , de pronto veo venir muy cerquita de mi, yo vi a una Culebra mirando hacía mi. Yo grite ¡ Ay la Culebra!, Yo grité ¡Ay la Culebra!, La gente salió huyendo, mirando yo enoja,’o , toditos asustados comenzaron a gritar ¡Huye José! Huye José!!