En 2021, Chile fue el cuarto importador mundial de ropa usada y saldos de ropa sin vender, y el primero en América Latina. La mayoría de sus alrededor de 126.000 millones de toneladas de importaciones procedían de China, Estados Unidos y la República de Corea.
Alrededor del 40% de esta ropa ingresa al país a través de la zona franca de Iquique, en el norte del desierto de Atacama, pero parte importante de estas prendas carece de valor en el mercado de ropa de segunda mano, por lo que se vierte en el desierto.
La mayoría de las prendas son de baja calidad, fabricadas con fibras sintéticas o mezcladas con productos químicos, que liberan contaminantes en el aire, el suelo y el agua, perjudicando al medio ambiente y a las comunidades locales.
En este contexto, la Comisión Económica para Europa (UNECE), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la ONG Fashion Revolution Chile están llevando a cabo un estudio* conjunto sobre la cadena de valor que involucra el comercio, la importación y la eliminación de ropa de segunda mano en América Latina, en particular en Chile.
El estudio, cuyos resultados preliminares ya han sido dados a conocer, examina los flujos comerciales mundiales de textiles usados y la normativa comercial y medioambiental de Chile y otros países de la región.
También investiga la legislación relativa a la importación, clasificación, eliminación y reciclaje de residuos textiles en Chile y analiza los modelos empresariales de recolección, clasificación y exportación de prendas usadas en la Unión Europea para comprender mejor el origen de las exportaciones de ropa de segunda mano.
Principales exportadores e importadores
En 2021, los principales exportadores de prendas usadas fueron la Unión Europea (UE), Estados Unidos (EE.UU.) y China. A nivel de países, EE.UU. es el principal exportador (700.000 toneladas), con África y América Latina como principales destinos. China se ha convertido en un actor destacado en los últimos cinco años, enviando ropa a países africanos como Kenia, Angola y Ghana.
Ese mismo año, Asia fue el principal importador de ropa de segunda mano (28%), seguida de Europa (24%) y África (19%). América Latina y el Caribe representaron el 16% de las importaciones totales, y los países de Europa no pertenecientes a la UE el 10%. Esto sugiere que algunos países actúan como núcleos de importación y exportación.
Estas evidencias muestran la urgente necesidad en el mercado mundial de la moda de pasar de una cadena de valor lineal a una genuinamente circular. Es aquí donde el diseño de políticas públicas se enfrenta a su mayor reto, tanto en los países exportadores como en los importadores.
Ropas de mejor calidad y durabilidad
Por el lado de la exportación, el estudio busca soluciones para reducir la cantidad de residuos textiles generados mediante sistemas de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) a gran escala.
Los productores deberían diseñar prendas de mejor calidad y durabilidad, que puedan repararse y reciclarse. Además, deberían cubrir el reciclaje al final de la vida útil.
Otra medida posible son los objetivos obligatorios de reciclaje, garantizando que la ropa contenga un determinado porcentaje de productos reciclados, creando incentivos para modelos de negocio circulares y estimulando las inversiones en infraestructuras de reciclaje.
Asimismo, debería mejorarse la clasificación de la ropa para garantizar que la ropa de baja calidad permanezca en el país de origen para su reciclaje o eliminación.
Solo debería permitirse la exportación de textiles usados con valor de mercado en el extranjero. Esto requerirá una normalización internacional más granular y de calidad controlada de los residuos textiles, que la UNECE apoya a través de su proyecto de datos circulares en curso.
El comercio internacional de ropa de segunda mano debería promover el comercio de ropa certificada en el país de destino en función de su calidad y utilidad (talla y temporada).
En cuanto a la importación, el informe recomendará al Gobierno chileno regular mejor las importaciones (permitiendo sólo ropa de buena calidad con información clara sobre el contenido de materiales) para evitar la entrada de residuos textiles, mejorar los controles aduaneros, introducir esquemas de Responsabilidad Extendida del Productor a gran escala con objetivos obligatorios de reciclaje, invertir en infraestructura de reciclaje y facilitar modelos de negocio circulares.
Está previsto que el estudio, realizado con el apoyo de la Comisión Europea, se presente a mediados de 2023 en Santiago y Ginebra.
*El estudio se realiza en conexión con dos iniciativas líderes de la UNECE para avanzar en la sostenibilidad, trazabilidad y la circularidad en sectores críticos para la transición digital y verde, en particular en la industria de la confección y el calzado: The Sustainability Pledge and Circular STEP.
Los resultados preliminares de este informe se discutieron en un evento el 27 de abril con representantes de ONGs, gobierno y sector privado como parte del Foro de Desarrollo Sostenible 2023 de la CEPAL en Santiago, Chile.