Lejos de disminuir su actividad, los conflictos armados siguen devastando las vidas de los civiles en todo el mundo y especialmente en las ciudades. Solo el año pasado, el 94% de las víctimas en zonas pobladas fueron ciudadanos, afirmó este martes el Secretario General de la ONU en el Consejo de Seguridad aludiendo a su último informe sobre protección de civiles.
Tal y como indica ese estudio, António Guterres cifró en 100 millones el número de personas obligadas a abandonar sus hogares debido a conflictos, actos violentos o violaciones de los derechos humanos y la persecución.
Una persistente violencia que el titular de la ONU extendió a otras esferas como la de los trabajadores sanitarios y las escuelas, que vieron sus instalaciones devastadas y a su personal herido, secuestrado o lesionado, o la de los trabajadores humanitarios.
La guerra provoca hambre
A continuación, Guterres calificó de “escándalo” que durante el año pasado más de 117 millones de personas sufrieran hambruna, principalmente debida a la guerra y a la inseguridad, y recordó que los daños en infraestructuras críticas dificultan la producción de alimentos, bloquean su distribución y privan a la población de agua potable.
“Siria tiene ahora un 40% menos de agua potable que al comienzo del conflicto. Los combatientes destruyen cosechas y roban ganado; los explosivos contaminan las tierras fértiles; los mercados no pueden funcionar y los precios se disparan”, enumeró.
Un aumento de los costos al que contribuyó la invasión rusa de Ucrania provocando un incremento del coste de los alimentos, la energía y los fertilizantes en todo el mundo, “con terribles efectos para los más pobres”.
El mundo no respeta el derecho internacional humanitario
Tras detallar una serie de medidas para mitigar el impacto de los conflictos en la población civil -protección de los menores, mejor acceso para los trabajadores humanitarios, plan de respuesta a la inseguridad alimentaria o la Iniciativa de Granos del Mar Negro- declaró que “la cruda realidad es que el mundo no cumple sus compromisos de protección a los civiles” establecidos en el derecho internacional humanitario.
“Nunca debemos perder de vista el significado y la finalidad del Derecho Internacional Humanitario: representa la diferencia entre la vida y la muerte, entre la moderación y la anarquía. (…) Pero un derecho ignorado es un derecho socavado”, destacó.
La paz es la mejor forma de protección
El Secretario General emplazó a los Estados miembros a incrementar los esfuerzos para prevenir los conflictos, en la protección de civiles, en el mantenimiento de la paz y en la búsqueda de soluciones políticas a la guerra.
A modo de orientación, destacó la próxima publicación de un informe de políticas titulado “Un Nuevo Programa de Paz”, que servirá como preparación de la Cumbre del Futuro a celebrarse en septiembre de 2024.
“En él se ofrecerá a los Estados miembros un enfoque holístico, adaptado a los tiempos, para abordar la paz y la seguridad en un mundo cambiante”, detalló.
Asimismo, recordó la responsabilidad de los Estados a la hora de investigar los presuntos crímenes de guerra, procesar a sus autores y mejorar la capacidad de otros Estados para hacerlo.
Por último, emplazó a hacer todo lo posible para “romper el ciclo mortal de los conflictos armados y el hambre” fortaleciendo las economías de los países vulnerables, cumpliendo los compromisos adquiridos con los países afectados por la crisis climática y aumentado las contribuciones a las operaciones humanitarias, “que -vergonzosamente- sólo están financiadas en un 15%”, destacó.